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Distorsiones cognitivas

Mónica Rivas

No son los acontecimientos en sí mismos los que desencadenan nuestras emociones, sino la interpretación que hacemos sobre ellos. Las distorsiones cognitivas son interpretaciones erróneas de la realidad que nos pueden llevar a percibir el mundo de manera poco objetiva. Se presentan en forma de pensamientos automáticos y desencadenan emociones negativas que dan lugar a conductas no deseadas. Por tanto, es de vital importancia pararse a pensar en la validez de estos pensamientos, ya que podríamos estar sufriendo por causas irreales.

A continuación se explican las principales distorsiones cognitivas:

Pensamiento dicotómico (todo o nada): Interpretar los eventos o personas en términos absolutos, sin tener en cuenta los grados intermedios (“En el mundo hay gente buena o mala”)

Sobregeneralización: A raíz de un caso aislado generalizar una conclusión válida para todo. (“Juan no me ha contestado el mensaje que le envié; la gente siempre se olvida de mí”).

Visión de túnel: Enfocarse únicamente en ciertos aspectos, normalmente negativos y perturbadores, de una circunstancia o persona, pasando por alto lo positivo (“Me he pasado con la sal en los macarrones, soy una cocinera horrible”).

Sesgo confirmatorio: Tendencia a interpretar la realidad de manera que confirme nuestras creencias previas (“Me he equivocado; ya sabía yo que no sirvo para esto”).

Falacia de la recompensa divina: Pensar que en un futuro los problemas mejorarán por sí mismos sin tomar una actitud proactiva (“Mi jefe me está explotando, pero estoy tranquilo porque el tiempo pone a cada uno en su sitio”).

Lectura de pensamiento: Presuponer las intenciones o pensamientos de los demás. (“Seguro que no ha venido porque el plan le resultaba aburrido”).

Error del adivino: Creer saber cómo será el futuro y actuar conforme a ello. (“No voy a ir a esa entrevista de trabajo porque sé que no me van a contratar”).

Personalización: Suponer que todo lo que la gente hace o dice tiene que ver directamente con uno mismo. (“Marta tiene mala cara, debe de estar enfadada conmigo”).

La práctica de observación ecuánime que realizamos durante la meditación nos puede ayudar a detectar este tipo de distorsiones en nuestro día a día.

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