Ver el mundo con claridad
- Robert Wright
- 19 ago
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Nuestros sentimientos no fueron diseñados para representar la realidad de forma precisa y acertada ni tan siquiera en el entorno «natural». Los sentimientos fueron diseñados para transmitir los genes de nuestros antepasados cazadores-recolectores a la siguiente generación, y si eso significaba tener que confundir a nuestros ancestros, por ejemplo, infundiéndoles tanto miedo que llegasen a «ver» una serpiente allí donde en realidad no había ninguna, pues así sería. Este tipo de ilusiones «naturales» nos ayuda a explicar y comprender muchas de las distorsiones que padecemos en nuestra concepción del mundo, y especialmente en lo concerniente al ámbito social; ideas deformadas sobre nosotros mismos, sobre nuestros parientes, amigos, enemigos, conocidos casuales, e incluso sobre los completos desconocidos. (…) Pero el entorno moderno puede hacer que varios tipos de sentimientos que, en este sentido darwinista, fueron de utilidad para nuestros antepasados, se vuelvan contraproducentes en el mismo sentido. (…)
Si aceptamos la idea de que muchos de los sentimientos más conflictivos y problemáticos que tenemos son, en uno u otro sentido, ilusiones, entonces la meditación puede considerarse, entre otras cosas, como un proceso de disipación de dichas ilusiones. (…) Hemos de limitarnos simplemente a ser conscientes del hecho de que nuestra mente está divagando, y tal vez incluso identificar de qué tipo de divagación se trata (...), y después, acto seguido, volver a poner la atención en la respiración. (…) La clave está en que, sea lo que sea aquello que estemos experimentando, lo experimentemos conscientemente, con atención, con esa irónica combinación de cercanía y distancia crítica. (…)
En los pensamientos que observamos cuando meditamos, hay tres temas recurrentes: tienen que ver con el pasado y el futuro, tienen que ver con nosotros mismos e involucran también a otras personas. (,,,) Los pensamientos surgen y existe un fuerte hábito mental de identificarse con ellos. (…) se necesita práctica para tratar de romper este condicionamiento, para ser conscientes de los pensamientos en lugar de perdernos en ellos. (,,,)
Este condicionamiento está más cerca de ser un instinto que un mal hábito, lo que explica por qué es tan difícil erradicarlo, (…) pero cuando disponemos de la base de sabiduría sobre la naturaleza del pensamiento tenemos una mayor capacidad para elegir los que sean más saludables y dejar aquellos otros que no lo sean tanto. (…)
Por tanto, ha sido la selección natural la que introdujo en nuestro cerebro esas tendencias que los primeros pensadores budistas identificaron y analizaron, de un modo asombrosamente certero, sobre todo teniendo en cuenta los escasos recursos científicos con los que contaban. Hoy en día, a la luz de la comprensión moderna que tenemos de la selección natural y del cerebro humano que esta ha producido, estamos en condiciones de aportar nuevas pruebas en defensa de dicho análisis. (…)
La meditación mindfulness se engloba en una escuela concreta de meditación conocida como vipassana, término antiguo que se refiere a ver las cosas tal y como realmente son y que se traduce normalmente como «visión clara». (…) Este tipo de meditación constituye una buena forma de estudiar la mente humana o, al menos, una buena forma de estudiar una mente humana: la propia. (…) Construimos relatos sobre relatos y más relatos, y el problema de los relatos comienza en su propia base. La meditación mindfulness es, entre otras cosas, una herramienta para examinar estas historias cuidadosamente, comenzando desde cero y procediendo con cautela, para que podamos, si así lo queremos, separar lo que es verdad de lo que no es más que un mero constructo fabricado por nosotros mismos. (,,,) Un propósito que empieza siendo esencialmente terapéutico puede terminar convirtiéndose en algo profundamente filosófico y espiritual. (…)
No ver el mundo con claridad puede conducirnos no solo a nuestro propio sufrimiento, sino también a comportarnos de forma incorrecta, a tener una mala conducta en el sentido de hacer sufrir a los demás. (,,,)
Afortunadamente, la selección natural también nos ha equipado con las capacidades racionales y reflexivas que, al menos en principio, pueden trascender las circunstancias que originaron estas tendencias en un primer momento. Y, quién sabe… tal vez lo hagan. (…) Creo que a la larga tendrá que producirse una revolución en la conciencia humana. No estoy seguro de cómo llamar a esa revolución, tal vez la revolución metacognitiva, ya que supondrá dar un paso atrás y tomar más conciencia de cómo funciona la mente.
Robert Wright, "¿Por qué el budismo es verdad"