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  • Santiago Segovia

Mindfulness y sufrimiento


Todos poseemos, en mayor o menor medida, de la capacidad de observar atenta, lúcida y ecuánimemente los fenómenos, pero esta capacidad debe ser entrenada mediante la práctica a fin de desarrollarla al máximo y adquirir la habilidad de volver a ella cuando la perdemos, pues es esta clase de observación la que nos va a permitir autorregular nuestras emociones, intenciones y cogniciones, lo cual está a la base de nuestro bienestar psicológico eudaimónico, de nuestra plenitud o felicidad. Este bienestar psicológico no depende de factores externos ni de la autogratificación (felicidad hedónica), sino del desarrollo de nuestros valores y virtudes, que nos lleva a sentirnos vivos, plenos y auténticos.

El conjunto de prácticas de meditación basadas en Mindfulness tienen sus raíces en la meditación budista (...), con más de 2500 años de antigüedad (...) y en sus cuatro nobles verdades:

1- En la vida hay sufrimiento

2- El sufrimiento tiene un origen

3- El sufrimiento puede cesar

4- Hay un camino que conduce a la cesación del sufrimiento

(...) Vivir conlleva sufrir. Sin embargo, es interesante hacer una distinción. Estamos biológicamente preparados para padecer dolor. No así para padecer sufrimiento, pues este es la reactividad cognitivo-emocional que se desencadena ante el dolor físico o psicológico. Sufrimos, es decir, tenemos una reactividad cognitivo-emocional, porque aparece en nuestra vida algo que nos desagrada y sufrimos, asimismo, cuando perdemos algo que nos agrada (...). Por decirlo de una manera simple, el sufrimiento es la diferencia subjetiva que se produce entre cómo queremos que sea la realidad y cómo la realidad es.

(...) La observación atenta de uno mismo, tomando consciencia de la naturaleza de los procesos físicos y mentales (transitorios, vacíos e insatisfactorios) es una herramienta fundamental para el cese del sufrimiento.

Extracto del libro "Mindfulness: un camino de desarrollo personal", de Santiago Segovia

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