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  • Mónica Rivas

Mi experiencia: El regalo de existir


“¿Acaso no será tampoco un motivo de alegría que el sol brille para ti y que, por ti, cuando el sol se cansa, aparezca la luna y se enciendan las estrellas?” Kierkegaard

“Un entierro es una fiesta si lo es de una vida bien vivida” Akira Kurosawa

Las distintas acepciones de la palabra "existir" definen este término como tener vida… estar, hallarse… ser real y verdadero. Ha sido gracias a la práctica del Mindfulness cuando he comprendido que así es como yo quiero existir.

Desde adolescente, yo anhelaba vivir una existencia plenamente consciente. Con 16 años escribía en mi diario que deseaba disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y reconocía que no siempre lo lograba. Ya entonces parecía ser consciente de lo difícil que a veces me suponía ser yo misma.

He tardado casi tres décadas en descubrir cómo conseguirlo, aprendiendo a deleitarme en la simplicidad de las pequeñas cosas, disfrutando con más intensidad del hecho de estar viva. Poco a poco, a través de la práctica del Mindfulness, a la que me acerqué pensando que era una simple herramienta para reducir mi estrés, he conseguido, ni más ni menos, que sorprenderme de mi propia existencia.

Al experimentar que no es lo mismo pensar algo que darme cuenta de que lo pienso, ni sentir algo que saber que lo siento, he comprendido también que no es lo mismo existir que ser consciente de que existo.

Me admiro y me sorprendo por existir. Al tomar distancia, adquiero la lucidez de saber que existo pudiendo no haber existido. La claridad de comprender que si mis antepasados no hubieran tenido la habilidad de encontrar pareja con la que reproducirse y que, si tras el imprescindible encuentro íntimo el óvulo no hubiese sido fecundado, yo no estaría aquí. Agradecer a mi sistema inmunitario y al de todos lo que me precedieron que hubieran conseguido combatir los virus y bacterias que en algún momento nos atacaron... Porque, gracias a todos ellos, yo existo.

Esta comprensión sobre mi propia existencia me ha llevado también a sorprenderme de que todo lo demás exista, reconociendo así el valor y unicidad de todas las personas, de todos los seres vivos. Ser consciente de este gran descubrimiento me ha llevado a comprender que tengo la necesidad, incluso la obligación, de disfrutar intensamente de mi vida y de respetar y valorar la de los demás. Me ha llevado a ser consciente de que la existencia es un regalo.

Mi propuesta: Observa sin enjuiciar, acepta, cultiva la gratitud, la creatividad, el sentido del humor, el entusiasmo… Disfruta de la conexión contigo misma y con lo que te rodea, con la gente, con la naturaleza…Reconoce tus dones, tus limitaciones, tu lugar en el mundo, tu propia sabiduría, tu espiritualidad…Aprende de tus crisis y de tu dolor, porque te pueden hacer más sabio…Vuelve a tu esencia, cuida a tu niño interior, sé tú mismo para vaciarte después de ti mismo… Persevera…

Confía y ten paciencia hasta reencontrar lo que siempre ha estado dentro de ti.

Tira del lazo del mayor de los regalos que has recibido nunca. Ve abriéndolo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo... Hasta descubrir el regalo de tu propia existencia.

Y, sobre todo, recuerda algo importante: sólo tú puedes abrir tu regalo.

Nadie, absolutamente nadie, puede hacerlo por ti.

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