La sabiduría no es solo un logro intelectual, sino que también es fruto de saber vivir y discernir lo que puedes cambiar de lo que debes aceptar, aunque no te guste. (...)
Enfadarse con la realidad porque no se comporta como deseas es como hacerle una auditoría al universo donde concluyes que está mal organizado. (...)
Es curioso que los que llegan mejor preparados para aceptar no son necesariamente intelectuales, ni personas cultas, ni ricas ni famosas, sino sencillas, auténticas, gente que ha entendido cómo funciona la vida, donde lo más obvio (aunque, en general, también lo más obviado) es la impermanencia, el cambio y nuestro paso por un tiempo limitado en esta tierra. Si vives sabiendo esto y aceptando esta realidad, te ahorras mucho sufrimiento y vives con más plenitud. (...)
La sanación es un proceso de recuperación de la integridad cuando hemos vivido fragmentados, rotos o separados de nuestra propia naturaleza esencial, de nuestro núcleo, de lo que nos sostiene. Consiste en ir más allá de la superficie con la que me identifico y que creo ser: mi nombre, mis posesiones, mis roles... Por necesidad, a menudo a través del sufrimiento, buceo en la realidad y descubro que, en el fondo, lo que me sostiene y soy nunca estuvo amenazado: aquí empieza la paz y se diluyen el miedo y la incertidumbre. (...) Todo consiste en decidir si tienes confianza en el universo y en si crees que esto es un cosmos con un sentido y una armonía, o es un caos. Si el universo está bien organizado y te puedes fiar, o si es un sitio amenazante y peligroso en el que tienes que estar al acecho. (...)
Cuando has descubierto que no tienes una vida, sino que la vida te tiene a ti, que formamos parte de ella y estamos conectados, puedes empezar a vivir fluyendo desde esta fuente de vida que te inspira, especialmente en los momentos de mayor incertidumbre o dificultad, y aprendes a confiar en esta sabiduría (...). Las crisis, o lo que entendemos como pérdidas o fracasos, son experiencias de aprendizaje, aunque al comienzo puedan ser entendidas de otra forma. Después de cada fractura aceptada, abrazada y entendida, se abre un nuevo escenario de mayor profundidad, belleza y sabiduría.
"El niño que se enfadó con la muerte" Enric Benito
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