Me recordarás que debo tratar de estar sola una parte de cada año,
aunque sea por una semana o por pocos días;
y una parte de cada día,
aunque sea por una hora o unos pocos minutos,
para poder mantener mi esencia, mi centro, mi calidad de isla.
Me recordarás que si no guardo mi calidad de isla intacta
en algún lugar dentro de mí,
tendré poco para dar a mi pareja, a mis amigos,
a mis hijos y al mundo en general.
Anne Morrow Lindbergh, El Regalo del Mar (1955)
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