La "atención cerebral" podría ser comparada con un maestro director de orquesta (...); todas las demás funciones cognitivas parecen depender de ella.
Vivimos en una época en la que la velocidad y la cantidad de tareas nos ahogan. (...) La sociedad de la información ha acelerado el ritmo de nuestras vidas, imponiéndonos una inflación de estímulos que nos mantiene en un estado de agitación constante. (...)
La vida es intensa, a veces abrumadora, y nos replegamos en las pantallas, (...) olvidando la herramienta más poderosa para resolver nuestros problemas: nuestra capacidad de dirigir la atención adecuadamente para poder pensar y reflexionar de forma autónoma. (...)
Estamos distraídos, inmersos en una rutina que nos desconecta de lo esencial. Con el tiempo, esta desconexión no solo afecta a lo inmediato, sino también a algo más profundo: nuestra capacidad de encontrar un propósito o sentido en lo que hacemos.
El mindfulness no solo mejora la capacidad de concentración, sino que, cuando se convierte en un rasgo personal, se consolida como un mecanismo fundamental para el desarrollo de una atención más estable y efectiva. (...)
Si nuestra atención está dispersa, si nos dejamos llevar por las distracciones y el ruido del entorno, no podremos apreciar la belleza que nos rodea, el deleite de una conversación amena, la emoción de un encuentro casual... (...)
En el lecho de muerte no recordaremos un story de Instagram, (...) lo que nos vendrá a la mente serán las personas con las que compartimos la vida, los momentos en los que estuvimos realmente conectados con nosotros mismos o con la naturaleza.
Gustavo Diez, "La atención es tu mayor recurso", www.nirakara.com
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