Lo que nos perturba no es lo que nos ocurre, sino nuestros pensamientos sobre lo que nos ocurre. (…)
Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos. No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa creer que es verdad sin indagar en él. Una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo durante años. (…)
Los pensamientos sencillamente aparecen. Provienen de la nada y vuelven a la nada, como nubes que se mueven a través de un cielo vacío. (…) No son perjudiciales hasta que nos apegamos a ellos como si fueran verdad. (…)
Una historia puede ser sobre el pasado, el presente o el futuro; sobre cómo deberían ser las cosas, cómo podrían ser o por qué son. Las historias aparecen en nuestra mente cientos de veces al día. (…) Antes del pensamiento, no sufrías; con el pensamiento, sufres; cuando reconoces que el pensamiento no es verdad, dejas de sufrir. (…)
O bien te apegas a tus pensamientos o bien indagas en ellos. No hay otra opción. (…)
Con frecuencia estamos bastante seguros sobre lo que otras personas necesitan hacer, cómo deberían vivir y con quién deberían estar. Cuando se trata de otras personas, tenemos una visión clara, pero no sucede lo mismo con nosotros mismos. (…)
Cada historia es una variación de un único tema: «Esto no debería estar pasando. No tendría que estar experimentando esto. Dios es injusto. La vida no es justa». (…)
Tú eres el maestro que estabas esperando. Tú eres quien puede poner fin a tu propio sufrimiento. (…)
Soy una amante de lo que es, no porque sea una persona espiritual, sino porque, cuando discuto con la realidad, sufro.
"Amar lo que es", Byron Katie
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