Según el taoísmo, el mundo es un conjunto de eventos interrelacionados que están constantemente transformándose unos en otros: "La hierba crece y, cuando muere, se descompone y su energía se canaliza en otras cosas. Los gusanos y los insectos que están en la hierba son comidos por animales más grandes. Estos, con el paso del tiempo, también mueren y se transforman en tierra, hierba y otros elementos. Poco a poco, todo se convierte en un ciclo inagotable de cambio y transformación".
La verdadera espontaneidad es estar abierto a ese flujo constante de transformación (...). Pero conectar con el mundo de esta forma natural exige entrenar nuestra mirada, nuestra capacidad de ponernos en la piel del resto del mundo, de entender que somos capaces de ser todo lo que nos rodea (...).
No se trata de batallar, como hacemos normalmente, sino de fluir.
"Felices", Elsa Punset