top of page
Buscar
  • Kristin Neff

Autocompasión vs autoestima


Como seres humanos con capacidad para reflexionar y crear un concepto de nosotros mismos, nuestros pensamientos y valoraciones acerca de nuestra identidad pueden confundirse fácilmente con quienes somos en realidad. Es como si confundiésemos las frutas de un bodegón de Cezanne con las frutas reales (...). Sin embargo, las pinceladas que perfilan nuestro concepto de nosotros mismos ni siquiera se acercan a hacer justicia a la complejidad, la sutileza y la maravilla de nuestro yo real.

Nos identificamos tanto con nuestro autorretrato mental que pintar una imagen positiva, y no negativa, de nosotros mismos puede parecer una cuestión de vida o muerte (...) y nos aferramos a la autoestima como si fuese una balsa hinchable que supone nuestra salvación (...)

La realidad es que a veces mostramos nuestras buenas cualidades y otras veces manifestamos cualidades negativas. A veces actuamos de manera útil y productiva, y en ocasiones somos dañinos e inadaptados. Pero esas cualidades y esas conductas no nos definen. Somos un verbo, no un sustantivo; un proceso, no una cosa inamovible. Nuestras acciones cambian en función del tiempo, las circunstancias, el estado de ánimo, el entorno... (...)

En lugar de disfrutar de la riqueza y la complejidad de nuestra experiencia (la alegría, el dolor, la ira, el amor, los triunfos y las tragedias), intentamos capturar y resumir la experiencia vivida con valoraciones extremadamente simplistas de nuestra propia valía (...)

La necesidad de vernos superiores nos hace fomentar la separación de los demás en lugar de lo que nos une, y eso provoca sentimientos de aislamiento, desconexión e inseguridad (...)

La compasión hacia uno mismo no pretende capturar y definir la valía o la esencia de quienes somos. No es un pensamiento o una etiqueta, ni una crítica o una valoración (...). La autocompasión respeta el hecho de que todos los seres humanos tenemos puntos fuertes y débiles. En lugar de perdernos en pensar si somos buenos o malos, tomamos conciencia de la experiencia del momento presente y nos damos cuenta de que todo cambia constantemente, de que todo es transitorio. Los éxitos y los fracasos vienen y van, no nos definen ni determinan nuestra valía. Son solo una parte del proceso de estar vivo (...)

Esto significa que, a diferencia de la autoestima, los buenos sentimientos de la compasión hacia uno mismo no dependen de ser especial y superior a la media, o de alcanzar los objetivos ideales. Estos sentimientos proceden de preocuparnos por nosotros mismos, frágiles e imperfectos, pero también magníficos (...)

Cuando la caprichosa e inconstante autoestima nos abandona, el brazo abierto y amplio de la compasión está ahí, esperando pacientemente.

"Sé amable contigo mismo", Kristin Neff

bottom of page