“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona” Aristóteles
“La mente es un empleado excelente pero un amo terrible” David Foster Wallace
Yo no puedo ni quiero alcanzar ese tipo de sabiduría que consiste en almacenar muchos datos y teorías en mi cabeza y soltarlos oportunamente en mitad de una conversación. La sabiduría a la que yo aspiro es la de aprender a disfrutar de las cosas, de las personas y de las experiencias con toda la intensidad posible. Quiero disfrutar de todas, desde las más vitales hasta las más insignificantes. Quiero ir más allá de las apariencias, no engañarme a mí misma ni a los demás, tomar las riendas de mi propia vida y vivir conforme a mis valores. Quiero perseverar a pesar de las dificultades y las dudas, aprender a profundizar y a saber empatizar, vivir sin miedo, estar en paz conmigo misma e intentar transmitir paz a los demás. Quiero tener la valentía de mostrar mi vulnerabilidad.
Ya no me quiero limitar a analizar e interpretar el mundo. Ahora, además, quiero aprender a aceptarlo, con su alegría pero también con su dolor. No quiero esconder mis problemas y mis decepciones, ni maquillarlos, ni magnificarlos… quiero observarlos primero para intentar gestionarlos después.
Nadie puede enfrentarse a mis dificultades por mí. Nadie puede nacer por mí, vivir por mí o morir por mí.
Gracias a vivir con conciencia plena estoy consiguiendo superar los obstáculos de mis propias expectativas, de las que los demás tienen de mí, o de lo que yo creo que esperan de mí. Desde hace un tiempo, estoy consiguiendo moverme hacia donde siento que soy más yo misma.
Mi propuesta: Revisa tus certezas. No trates de comprenderlo todo. Aprende a aceptar. Permítete soñar. Descubre quién eres y sé tú mismo.