“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino” Charles Reade
“El hombre debe hacerse a sí mismo de forma permanente” Aristóteles
El proceso de prestar atención a lo que en cada momento pasa por mi cabeza o siente mi cuerpo sin juzgar está requiriendo, como todo aprendizaje, de constancia y paciencia. La atención plena no es una tarea simple. Es necesario perseverar para conseguir revertir la configuración que un día se instaló en mí; la cómoda, la fácil, la que se hace fuerte si no soy consciente de que no es ésa la que quiero.
Estoy comprobando que sólo con perseverancia puedo acabar con la costumbre y que debo aprender a deshacer mis automatismos como aprendí todo en la vida, con ahínco y repetición. Como conseguí caminar, cayéndome y levantándome incansablemente hasta que logré dar mis primeros pasos.
Con la práctica diaria de la meditación y la observación de mí misma y de lo que me rodea, he descubierto que todo tiene su ritmo y que no se pueden tomar atajos en el Mindfulness. Mi proceso de autoconciencia está siendo lento y sé que, como todo en la naturaleza, no tiene sentido acelerarlo. Sé que debo cambiar mi anterior paradigma de consecución de objetivos y resultados inmediatos, pasando a interiorizar el aprendizaje constante.
A pesar del poco tiempo transcurrido desde que empecé este viaje y lo lento que a veces me parece, una cosa sé con certeza: que ya no es posible volver atrás en el camino de la conciencia plena.
Mi propuesta: Medita todos los días. Dedica un rato a abandonar la superficie y sumergirte en tu fondo. Simplemente observa tus pensamientos como si fueran nubes que surcan el cielo o troncos que flotan en el río, sin juzgarlos ni engancharte en ellos, sólo viéndolos pasar. Si te has ido mil veces, mil veces que has conseguido volver, ¡enhorabuena! Acude a tu respiración cuando lo necesites, como un refugio seguro que siempre te acompaña. El proceso de vivir con conciencia plena es lento, a veces frustrante y puede que incluso inalcanzable, pero recuérdate a ti mismo cada mañana que si siembras un hábito, con paciencia y perseverancia, acabarás recogiendo un destino.